Otro grupo de cuarenta niños llegó el lunes a nuestra casa, para participar en el campamento organizado por Amelgar.
Es curioso como en tan sólo cinco días, las emociones y sentimientos van cambiando a medida que transcurre la semana. El miedo, la inseguridad ante la nueva experiencia, poco a poco van dejando paso a la alegría, la diversión…………. Sin obviar las pequeñas peleas que a veces se dan entre los niños.
Lo primero que les esperaba, recién bajados del autobús, fue un baño en el río vivo de las Millanas. El agua fría de la Sierra de las Nieves supuso un tónico después del viaje, además de todas las vivencias y enseñanzas que les tenían preparados los monitores en este entorno difícil de igualar.
Después de esto: la casa. Expresiones como “esto es un castillo”, “uf seño que casa más grande”, “yo nunca había estado en un sitio como éste…………………”Ahora lo pienso, y realmente es excepcional, cambiar realmente de contexto …… porque muchos de estos niños provienen de zonas muy especiales de Málaga, y posiblemente no tengan la oportunidad de vivir en un lugar como éste. Pero que mejor sitio, aquel que construyó Pepe Bravo durante más de cuarenta años, y en el que invirtió gran parte de su vida…. Y que quiso destinar a personas que tuvieran necesidades especiales. Confesar que la experiencia es dura, y por ello y a la vez enriquecedora. Entregar todo lo mejor de nosotros, y digo nosotros porque aunque el peso lo ha llevado el equipo de Amelgar, nosotros hemos querido estar con ellos como si fuésemos una piña, en cuanto a actividades, atención, búsqueda de recursos, comida, limpieza……. Y en ocasiones nos hemos encontrado situaciones bastante difíciles, aunque también la recompensa de los niños cuando se acercan llorando, y nos dicen que no se quieren ir.
Durante la semana el día ocupado con deporte, salidas al campo, cine, karaoke, manualidades, piscina, juegos de mesa, rutas nocturnas, comidas, visitas al pueblo………….Esta semana dos voluntarios del pueblo se han acercado a nuestra casa, proponiendo actividades para los niños: Valeri con su taller de escayola, y José de nuevo con sus salidas al campo para mostrar lo rebaños, los caballos y vacas…. Todo un privilegio en el que todos participamos y colaboramos a la vez, dando y recibiendo en la rueda de la vida.
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