miércoles, 27 de junio de 2012

Testimonios sobre Pepe Bravo (parte I)


Precioso testimonio de Andrés Méndez, uno de los mejores amigos de Pepe Bravo:


"Mariló me dice que, como yo era amigo de Pepe Bravo, escriba algo que pueda servir de información  a quienes pudieran tener curiosidad por saber  quién era  Pepe Bravo, el fundador de LA CASA DE PEPE BRAVO. 


-  Coincidimos en  1972 en una búsqueda o indagación espiritual que tenía como base el yoga. Ahora todo el mundo sabe lo que es el yoga pero entonces apenas se conocía. Esa inquietud fue el lazo que nos unió durante 38 años. Y por este motivo recorrimos, se podría decir,  casi medio mundo. Después de tanto recorrer llegamos a la conclusión de que hay que caminar menos por fuera y más  por dentro. Las investigaciones en el campo de lo no visible fueron, hasta el final, una inquietud constante en Pepe Bravo. ¿Por qué caminábamos juntos?. Porque éramos hermanos. A veces este tipo de amistad intensifica  más la relación y el entendimiento que entre  los hermanos de padre y madre.


Una curiosidad sobre esta afinidad: Paqui, su mujer, le comentó en una ocasión a mi hija refiriéndose a nosotros: “ ¡ No lo puedo entender, con lo distintos que son, lo bien que se llevan ! ”.  Siempre estuvimos de acuerdo en todo. Nunca discutimos por nada.


-  Como trabajador era incansable y como inteligente  y hábil, fuera de serie . Le “metía mano” a todo. Tenía una extraordinaria destreza  para hacer cualquier cosa y bien. Sabía mucho de muchas cosas. Su  fuerza física era increíble y la voluntad de hierro cuando se proponía algo. A veces se proponía muchos algos a la vez y alguno tenía que esperar. Por ejemplo:


Se hizo una vivienda en la terraza alta de su  edificio y para tapar  la ventana del dormitorio-baño  puso provisionalmente sobre el hueco de la pared una tabla de madera, atada con una cuerda, mientras hacía una arabesca definitiva. En la  ventana del otro dormitorio, por el mismo motivo, puso un cartón. El aire helado de la sierra entraba en invierno por allí  como Pedro por su casa. Así durmió y así vivió años y años, con la tabla y el cartón, mientras dedicaba su tiempo a otros algos. 


 No eran estos los únicos huecos por tapar. Un invierno, en uno de esos espacios “ahuecados”, el más grande de la casa, cogí un resfriado que casi me dura todavía a pesar de estar, creía yo, abrigado.  Por contra él hacía frente a las inclemencias de diciembre y enero con su uniforme habitual: Un mono y sus antoñitas : unas alpargatas 
de suela de coche y cintas de romano con una tira de cuero en el empeine y otra en el talón, lo que suponía llevar el 60% del pie al aire. De esta guisa se presentó en una ocasión en un banco para avalar a dos colegas que recurrieron a él para esta operación. Los colegas no sabían qué hacer para “disimular” en ese momento a las “antoñitas”. No es que no tuviera ropa, su familia le tenía los armarios llenos, pero en esto era de piñón fijo.  Alguna vez lo vi con calcetines y  jersey, era porque había cogido un resfriado de primera división que se curaba con hierbas . Así le duraba. Siempre se  curaba con ayunos, plantas y remedios caseros. Destilaba  plantas y hacía mejunjes curativos. Tenía una verdadera herboristería con productos recogidos del campo. El era así. Es lo que había.


 -   No he conocido a nadie que trabajara tanto como Pepe Bravo: De sol a luna y de lunes a lunes. Pero siempre haciendo lo que quería, lo que le gustaba, lo que le daba la gana. Cuando lo despedimos en la iglesia de Parcemasa en Málaga, sonó en la megafonía  la ranchera  “Yo soy el rey” , que nos conmovió a todos:


“ Con di-ne-ro y sin di-ne-ro …, siempre hago lo que qui-e-ro … ¡ mi voluntad es la leyyyyyy … !


Ese día lo acompañé por última vez, desde la iglesia, a través de los pasillos interiores del edificio mortuorio, con la única compañía del empleado que empujaba al féretro, hasta el mismísimo pie del horno crematorio. Solo faltó introducirme allí con él como antes habíamos hecho, juntos, en tantos y tantos lugares y ocasiones. Y a su lado estuve hasta que me echaron de allí. ¿Sería consciente de mi acompañamiento hasta ese límite final ? ."


(CONTINUARÁ) 


viernes, 15 de junio de 2012

Visita desde Valverde, pueblo de Mariló


Hoy 13 de junio el teléfono de mi madre y el mío propio no han parado de sonar con felicitaciones y agradecimientos por todas las experiencias vividas. Es difícil describir las emociones de sorpresa, alegría, encuentro……. De las voces que se acercaban por el teléfono después de dos días de convivencia………intentando quizás alargar esa proximidad que siempre formarán parte de nuestras vidas.  
Y debo reconocer que el encuentro ha sido muy entrañable:
Por fin en muchos años, llegan las amigas de mi madre, todas orihundas de mi pueblo: Valverde. Realmente el encuentro se ha hecho esperar años, hasta que definitivamente consiguieron organizarse en un autobús para vivir una experiencia que ha superado con creces todas las expectativas.
Para ellas, según me cuentan, “una sorpresa a lo grande”, “un momento para no olvidar nunca”, un “pero cómo lo habéis conseguido?..........y después a promocionarlo por Valverde, porque realmente ha merecido la pena.
Para mí, alcanzar unas expectativas esperadas desde hace años. Para nuestra casa: acoger ,  servir y compartir con un grupo entrañable, además de la ayuda económica que en estos momentos es crucial para poder seguir con el proyecto.
En común, un engranaje de fuerzas para seguir adelante, para entender el camino y los derroteros del ser humano………..

GRACIAS POR TODO LO VIVIDO Y POR FORMAR DESDE SIMEPRE PARTE DE ESTE PROYECTO
(programa de actividades)

lunes, 11 de junio de 2012

Pequeño diario del curso de Kinesiología


Pepe Bravo, en su inquietud por enseñar, no paraba de repetir una y otra vez que quería transmitir todo lo que él sabía. Y es como si esa intención continuara en el espacio y en el tiempo; y como si por esta inquietud incesante, no parasen de llegar personas ansiosas por aprender y compartir.
Esta vez el curso ha sido impartido por Fernando Bernal. Y como de costumbre llega el grupo de alumnos y alumnas, que más que aprendices, parecen todos conocedores de un saber universal que comparten tanto en el plano teórico como en el práctico, y mientras lo hacen, se forma un grupo de autoyuda y andamiaje para todos.
Y de nuevo, como viene sucediendo y afortunadamente, aparecen más terapeutas, que quieren participar de este movimiento. Un movimiento que ayuda a esta casa y a los que de forma directa o indirecta participan en él. Dentro de esta línea, y sin esperarlo llega una figura un tanto especial: es el lama tibetano, con su corazón puesto en sus manos, y con una actitud de confianza y alegría propia de los niños. Y con él la propuesta de venir a impartir un seminario y algún curso de yoga en los que participarían monjes suizos.
Por la noche, y después de un curso, tan intenso que a todos resulta extraño la hora que es, Alejo propone caminar, y así la mayoría hacemos un recorrido de casi una hora, en la que se mezclan las piaras de cabras de vuelta a sus corrales, la puesta de sol entre las montañas y la bajada por el pueblo entre las luces de la farola que nos iluminan el camino. Luego, y de entre todas las alternativas que te ofrece la vida, todos sentados en círculo, iluminados nuevamente, pero en esta ocasión por la luz de la vela, cerramos la velada del sábado entre cuentos, chistes, anécdotas y risas reconciliadores del sueño que nos hará reponernos para la nueva jornada.

domingo, 3 de junio de 2012

Magnífico artículo de prensa: "Un refugio para la esperanza"

Muchas gracias al diario La opinión de Málaga, y a Mercedes Mestanza, que el 3/6/2012 publicó el siguiente artículo sobre nuestro proyecto (ver aquí en el original):
"Vivir por y para los demás
Un refugio para la esperanza
La Fundación Escuela de Solidaridad de Alozaina proporciona asistencia a personas en riesgo de exclusión social
MERCEDES MESTANZA. ALOZAINA. «Es ahora cuando he conseguido sentirme bien conmigo misma, porque antes vivía con miedo». Las palabras son de Encarni, una joven de 25 años que abandonó su casa de La Carolina, en Jaén, hace cuatro años, huyendo de los maltratos de sus padres, ambos alcohólicos.
Parecido es el caso de Antonio, alcohólico en rehabilitación, a quien su mujer, politoxicómana, le maltrataba física y psicológicamente. «Me amenazaba , ha prendido fuego a mi casa varias veces e incluso ha mandado gente a pegarme. Para mí ha sido una liberación alejarme de ella», confiesa, una situación que unida a su adicción le hizo pedir auxilio.

No les unen apellidos, parentescos o lazos de consanguinidad pero ambos forman parte de una auténtica familia. Cada uno ha pasado por experiencias difíciles que les han llevado en un momento de sus vidas a pedir ayuda. Ahora, por fin, la han encontrado en Alozaina gracias a la casa de acogida Pepe Bravo de la Fundación Escuela de Solidaridad, donde se les brinda el calor de un hogar y la oportunidad de empezar de nuevo.

Como afirma la responsable del proyecto Casa Pepe Bravo, Mariló Cejudo, pese a venir de situaciones de clara desventaja social, cada una de las personas acogidas asume un papel protagonista en la vivienda.
En esta familia, mientras unos se ocupan del mantenimiento y mejora de las instalaciones de la casa, otros lo hacen de la limpieza, de la cocina o de la lavandería. También tienen la posibilidad de aprender un oficio en los diversos talleres artesanales que los voluntarios de este proyecto llevan a cabo a través de la empresa Arte de mis manos Al-Andalus. «Además de recuperar viejos oficios que se están perdiendo, lo que se pretende con estas tareas ocupacionales es que tengan un trabajo que favorezca el pleno desarrollo de sus capacidades», asegura Cejudo.
Así, es fácil encontrar en las dependencias de este hogar numerosas muestras de arte que nacen de las manos de sus huéspedes, como vasijas de barro, juguetes de madera, móviles para cunas de bebés, zapatillas pintadas con acuarela, entre otros objetos, que venden a través de su propia tienda o en diferentes ferias artesanales y cuyos beneficios van destinados a la casa de acogida.
La actividad se complementa con su mercadillo solidario, creado con objetos traídos por personas de dentro y fuera del municipio, así como de negocios que han cerrado como consecuencia de la crisis, y que les han llevado a recaudar 700 euros desde el pasado mes de diciembre. 
En estos momentos, son unas 20 las personas que conviven en esta casa entre voluntarios y huéspedes, siendo estos últimos unos doce. Inmigrantes, adolescentes en situaciones límite, adultos que sufren adicciones o que han vivido episodios de malos tratos, son algunas de las historias de las que son testigos sus paredes.
Una nueva oportunidad
Por problemas de ansiedad y depresión, Toñi lleva 12 años en tratamiento. Tras intentar suicidarse, fue su pareja quién tomó la decisión de llevarla a este centro, donde ahora se recupera favorablemente. «He encontrado mucha ayuda y compañerismo. Siempre que estoy triste consiguen hacerme sonreír», explica.
De Marruecos llegó Kaiss, de 21 años, tras pasar por varios centros de menores de la provincia y vivir un tiempo en la calle, llegando incluso a buscar comida entre la basura. Tras más de dos años en la casa, está luchando por sacarse el graduado escolar. «Aquí me siento muy bien, como si viviera con mi familia en mi propia casa», afirma.
El legado de Pepe Bravo
Fundación Escuela de Solidaridad nació fruto del espíritu solidario de un vecino de Alozaina, Pepe Bravo, fallecido hace dos años. Una infancia marcada por el hambre y la necesidad, le llevó a consagrar su vida a trabajar por los demás, ofreciéndoles un techo y un trabajo que arrojara a los más necesitados un rayo de esperanza en sus vidas. Él mismo fue quien rescató una antigua cooperativa textil, hace más de cuarenta años, tras emigrar a Marruecos y Argelia, y la fue habilitando para poner en marcha esta iniciativa social.
Junto a este refugio, el proyecto Casa Pepe Bravo también cuenta con un museo que rescata viejos aperos de labranza donados por vecinos de Alozaina, desde hace más de 30 años, y que constituye una importante fuente de recursos para la Fundación."