Hoy, 28 de abril de 2015, nuestra querida Mariló ha recibido del Instituto de la Mujer el Reconocimiento de “Pionera de la Igualdad en Málaga” (a pesar de que al principio no quería aceptar el homenaje...jajaja). Sin duda, más que reconocido: ¡Enhorabuena!
He aquí una pequeña biografía hecha por ella misma:
“Un día Pepe Bravo, mirando el efecto del agua que caía de una fuente, me dijo que yo era igual que aquella imagen que me señalaba: una burbuja totalmente rodeada de otras muchas burbujas y burbujitas que eran desplazadas por la superficie del agua. Y es curioso, pero al pensar en mi vida, veo claramente esta imagen. Desde hace muchos años rodeada de muchas personas; algunas que vienen, otras que marchan. Y siempre con ellas en el recuerdo o en el corazón, formando una especie de familia. Creo que por esto una de mis imágenes preferidas es la piña. Aunque debo reconocer humildemente que éste es uno de mis grandes aprendizajes en la vida: abrir mi corazón a quien llegue, para después sentir desde el entendimiento, todo aquello que deba venir; tanto la alegría cómo el dolor. Pero siendo leal, creo que éste es el aprendizaje de todos. Porque, ¿qué es la vida sino un camino de aprendizaje?
A veces guerrera, muchas contenta, otras pocas triste, pero siempre o casi siempre con la firme decisión de seguir luchando, de ascender la alta montaña, a la vez que me lleva mi destino, teniendo ante mis ojos, sin cesar, algún sagrado trabajo o alguna sagrada meta: Yo misma, como si fuera una moneda, con mi cara y con mi cruz, con y para los demás.
Pero en todo esto no hay nada de elogios. Quizás tampoco reproches. Sólo soy persona como el resto de los millones que existen en este planeta. Una gota de agua en el océano. A veces hay quienes se acercan para felicitarme por mi opción de vida. Yo siempre les digo que el hábito no hace al monje, y que cada uno debe estar allí donde está, intentando hacer lo mejor que se pueda. Una frase muy bonita, que a veces todos olvidamos.
Me acuerdo que de niña, era extremadamente tímida. Tanto, que a veces me excluía de mis compañeras del colegio. Sin embargo, al llegar la adolescencia, todo el tema social brotó como un torrente insaciable. Estaba en miles de frentes disfrutando y con una energía increíble. Todavía recuerdo aquella imagen cuando caminaba con mi gran amigo dirección al instituto, y un grupo de albañiles desde los andamios comenzaron a insultarle por ser homosexual. Ni imagináis mi reacción. Y cómo callaron todos. Y en aquel mismo instante descubrí la injusticia del maltrato y la exclusión. Tal vez tan bien comprendida porque yo misma me hallé en esa misma situación durante mi niñez por una opción personal que yo elegí, a pesar de mi hermosa familia y amigos. Y desde entonces, abriendo camino (que no es fácil), siempre comprometida y compartiendo con cientos de colectivos: infancia, mujeres, tercera edad…. Personas que en un momento dado se encuentran en desventaja social, y con quienes yo debía compartir.
Soy de Valverde del Camino, la primera de cuatro hermanos, y actualmente tengo 48 años. Mi formación pasó desde el Colegio Salesiano hasta pedagogía. Y luego siempre el aprendizaje de la vida. Mi madre, desde pequeña, me ha señalado como una persona que siempre hace lo que quiere hacer (o tal vez lo que deba hacer, a pesar de mis aciertos y mis errores). He dado clases particulares a cientos de niños con una pequeña academia que monté. Con mi hermano Emilio hemos enseñado a nadar a cientos de personas en la piscina de los Sauces en Valverde, desde niños hasta mayores. Me monte en un camión con un megáfono para recaudar enseres con los que equipar un centro ocupacional en el que estuve trabajando durante un año; luego voluntaria en la asociación de mujeres impartiendo cursos y talleres; más tarde me llamaron para ir de independiente en las listas socialistas (¡madre mía hasta incluso participé en mítines!). Estuve 4 años de legislatura llevando un sinfín de concejalías y como teniente alcalde. Hasta que se cruzó en mi camino un nuevo proyecto que venía desde la Fundación Escuela de Solidaridad. Aún en el Ayuntamiento organizamos un curso de voluntariado. Uno de los ponentes enfermó, y fue sustituido por Ignacio, presidente de esta Fundación, quien me sugirió que todos los niños y monitores de su casa de acogida se quedaran varios días en Valverde en un programa de acogimiento. Yo, me quedé con uno de aquellos niños, y a partir de ese momento todo cambió en mi vida. Finalmente decidí hacer una fuerte opción personal, superando el poder que puedas tener en la clase política, para ir donde mi corazón me estaba reclamando: una casa de acogida, un hogar de todos. Esta opción la tomé en 1999, y desde entonces continúo en ella, desde mis comienzos en Valverde hasta la Casa de Pepe Bravo en Alozaina.”
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