Mientras manos hacendosas trabajaban en nuestra cocina, expresiones de posibilidades de éxito salían de los diferentes labios que pensaban en voz alta, desde esperanzas, miedos, sueños….., mientras que de forma un poco juguetona y curiosa preguntábamos a las personas que iban y venían para disfrutar de las diferentes tapas que se presentaban en nuestro restaurante, además de todos los demás establecimientos que afanosamente habían trabajado para presentar riquísimos platos. Llegó la
esperada tarde del domingo, donde se deliberaba la popular decisión de los premios a otorgar por el ayuntamiento de Alozaina. Ya terminada la ruta de la tapa, nos habíamos puesto de nuevo las pilas para celebrar el cumple de uno de nuestros chicos, Maxi. En esto que sonó el teléfono. Entonces con un grito de júbilo avisé a todos de quien llamaba: era María José, la teniente alcalde y en el bullicio creí escuchar que nos habían concedido los dos premios. Tuve que salir al jardín para poder escuchar mejor. Y ¡efectivamente! No me lo podía creer. Rápidamente entré en el salón del restaurante, le pedí a María José que no colgara para que pudiera celebrar a través del teléfono, y ante los ojos expectantes por la emoción de la posible noticia, no pude hablar; tan sólo pude señalar “el dos” con los dedos. “¿¿¿Dos??”, preguntaron todos al unísono. “¿¿¿El segundo premio????”, dijeron muchos. A lo que por fin respondí llena de emoción: “¡No, que nos han concedido los dos premios!”. Entonces, todo se convirtió en aplausos, júbilo y abrazos compartidos.
Desde días antes, y haciendo un hueco en la apretada agenda de actividades que tenemos, veníamos diseñando y preparando los dos platos que pensábamos presentar a concurso. Uno de ellos se lo debemos principalmente a Nacha, el Pepito Valenciano, ganador de la mejor tapa; mientras que el otro, Kikitos, ganador de la mejor presentación, fue ideado por Quique, cocinero y yerno de Pepe Bravo, y propietario de la tienda vegana Estación Quimera junto a su mujer Rut.

¿Qué decir tiene que las cosas no son cómo uno quiere sino cómo deben SER? Digo esto porque antes de que se habilitase el restaurante yo tenía grandes dudas al respecto, por todo el tema de licencias municipales y sanitarias (ya obtenidas); por el posible derroche de comida en un proyecto solidario (que actualmente hemos salvado con la apertura del restaurante en fechas claves como los viernes de espectáculo flamenco, primer y tercer sábado de cada mes con el mercadillo solidario, o con la realización de diferentes eventos de rutas, charlas, talleres, cursos…., y por supuesto cuando alguien nos lo pide).

Agradecer enormemente la participación de todas las personas que han optado por “bajar” hasta el Restaurante Casa Pepe Bravo, dándonos la oportunidad de prestar un servicio a través de las tapitas que hemos elaborado, y con las que queremos abrir un espacio de gastronomía continuo, aportando ambas recetas.
Gracias de corazón a todos.
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