
He aquí una pequeña biografía hecha por ella misma:
“Un día Pepe Bravo, mirando el efecto del agua que caía de una fuente, me dijo que yo era igual que aquella imagen que me señalaba: una burbuja totalmente rodeada de otras muchas burbujas y burbujitas que eran desplazadas por la superficie del agua. Y es curioso, pero al pensar en mi vida, veo claramente esta imagen. Desde hace muchos años rodeada de muchas personas; algunas que vienen, otras que marchan. Y siempre con ellas en el recuerdo o en el corazón, formando una especie de familia. Creo que por esto una de mis imágenes preferidas es la piña. Aunque debo reconocer humildemente que éste es uno de mis grandes aprendizajes en la vida: abrir mi corazón a quien llegue, para después sentir desde el entendimiento, todo aquello que deba venir; tanto la alegría cómo el dolor. Pero siendo leal, creo que éste es el aprendizaje de todos. Porque, ¿qué es la vida sino un camino de aprendizaje?
A veces guerrera, muchas contenta, otras pocas triste, pero siempre o casi siempre con la firme decisión de seguir luchando, de ascender la alta montaña, a la vez que me lleva mi destino, teniendo ante mis ojos, sin cesar, algún sagrado trabajo o alguna sagrada meta: Yo misma, como si fuera una moneda, con mi cara y con mi cruz, con y para los demás.
Pero en todo esto no hay nada de elogios. Quizás tampoco reproches. Sólo soy persona como el resto de los millones que existen en este planeta. Una gota de agua en el océano. A veces hay quienes se acercan para felicitarme por mi opción de vida. Yo siempre les digo que el hábito no hace al monje, y que cada uno debe estar allí donde está, intentando hacer lo mejor que se pueda. Una frase muy bonita, que a veces todos olvidamos.
Me acuerdo que de niña, era extremadamente tímida. Tanto, que a veces me excluía de mis compañeras del colegio. Sin embargo, al llegar la adolescencia, todo el tema social brotó como un torrente insaciable. Estaba en miles de frentes disfrutando y con una energía increíble. Todavía recuerdo aquella imagen cuando caminaba con mi gran amigo dirección al instituto, y un grupo de albañiles desde los andamios comenzaron a insultarle por ser homosexual. Ni imagináis mi reacción. Y cómo callaron todos. Y en aquel mismo instante descubrí la injusticia del maltrato y la exclusión. Tal vez tan bien comprendida porque yo misma me hallé en esa misma situación durante mi niñez por una opción personal que yo elegí, a pesar de mi hermosa familia y amigos. Y desde entonces, abriendo camino (que no es fácil), siempre comprometida y compartiendo con cientos de colectivos: infancia, mujeres, tercera edad…. Personas que en un momento dado se encuentran en desventaja social, y con quienes yo debía compartir.
