A veces pienso que la solidaridad no entiende de plazos, ni de esquemas, ni de departamentos estancos. Actúa como un torrente de agua, que por muchos obstáculos que se le pongan delante, acaba encontrando su camino en dirección al mar. Eso es precisamente lo que ha sucedido con nuestra campaña de crowdfunding. Tal y como imaginábamos, no sólo abordábamos con ella la financiación de un deshidratador solar. Abríamos la puerta a que muchos corazones generosos nos conocieran y se reactivasen proyectos de nuestra Casa de Acogida, que esperaban pacientemente su momento desde hace mucho tiempo.
Ello ha hecho que, junto con los trabajos para el deshidratador, la ilusión y el trabajo sigan "a pleno pulmón" en nuestra casa. Con todas las donaciones y orientación que nos ha dado Eduardo, estamos haciendo algunas obras muy necesarias para conseguir que el proyecto de restaurante sea plenamente viable y genere recursos para acoger cada vez a más personas en situación de exclusión que lo necesiten:
- En el salón comedor, se ha sacado una pequeña habitación que servirá de lavaplatos y desahogo de la cocina. Nos ha venido de perlas algunas donaciones que han llegado a nuestra casa, como ventanas, luces, y algún que otro material de construcción. Además era necesario separar las actividades de cocina y fregado. Así que ya lo hemos conseguido.
- El eucalipto que años atrás cortó el ayuntamiento, y que Pepe Bravo pidió desde el hospital traer a nuestra casa, fue cortado en su día en rodajas (no sin romper varias motosierras por la dureza de la madera…..) y en estos momentos Alberto con infinita paciencia y destreza ha comenzado a trabajarlos para convertirlos en bonitas mesas y sillas que se ubicarán en la terraza del restaurante.
- También está llegando la maquinaria del restaurante. Francisco Manuel se está encargando de su limpieza, para posteriormente ubicarlas en el lugar preciso para su uso.
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