Mis primeras
líneas son para dar las gracias a Pepe Bravo, Mariló y a esta gran FAMILIA adoptiva que me acogieron, guiaron y cuidaron de mí hasta
hoy.
Mi llegada fue un poco casual,
pues estaba sumergida en un mundo irreal de angustias, depresión, alcohol y
desprecio hacia mi persona.Una gran amiga de la infancia, me propuso bajar a
casa de Pepe, pues nosotras por ser de Alozaina ya conocíamos. Cuando llegué me
recibieron Mariló, la cual yo no conocía y Pepe Bravo. Ella le dijo a Pepe
Bravo: ¡Aquí te traigo a Milagros!. A ver si se queda por lo menos este fin de
semana; Él no aposto por mi estancia puesto que años atrás ya me había dicho
que mi sitio era éste, y nunca me quedé. Entré con la condición de irme al día
siguiente. Pero pasó un día tras otro, hasta que sin darme cuenta transcurrió
un año. Me dijo él que quien quiera
venir a verme, aquí estoy.
Durante ese año tanto MªLó, que
luchó mucho conmigo para que me quedara, como el resto de los demás compañeros
que entonces había en la casa, estaban pendientes de mí, pues yo constantemente
quería venirme a casa con mis hijos. Marta mi hija mayor me quería muerta, al
igual que su padre. Mi segundo hijo Antonio, al ser sordo y no enterarse de
todo bien, se mantuvo al margen hasta año y medio que empezó a venir a verme. Poco
a poco me fui afianzando en la casa como un lugar único, y alejado de todo lo
demás que antes había estado en mi vida.
Un buen día Pepe me propuso
contratarme de cocinera. Me asombré; pues yo sólo había cocinado para mi casa;
ÉL me dijo: “Tú pudes si te lo propones”. Así fue pasando el tiempo, cocinando
para 14, 16 21, hasta un total de 95 personas. Esta oportunidad que me ofreció
en su día, me hizo afianzarme en la vida, además de valorarme, quererme y
cambiar mi vida. Además aprendí a hacer muñecas waldorf, pintar zapatillas,
restaurar cuadros, figuras y todo lo que caía en mis manos.
Me dice Mariló que escribiera lo
que esta casa ha significado para mí: Sólo tengo palabras bonitas para con
ella, pues ha sido el Renacer de una nueva Milagros, alejada del alcohol, porros
y malos rollos.
He conocido tantas personas, no
sólo los compañeros que para mí son mi familia directa, los que me han hecho
sentirme valorada y querida, sino las infinidades de voluntarios y amigos de
toda índole que me han enriquecido por dentro y a los cuales les doy las
gracias.
He superado mi adicción al
alcohol y a los porros, lo que me llevó a perder a mi familia y a los amigos de
verdad. Ahora llevo el timón de mi casa, de mis hijos y de mi vida…. Y he
llegado a todo esto, después de 16 años intentándolo, y separarme de mi marido,
y he logrado que la relación entre nosotros sea buena, y sobrellevar a nuestros
hijos y nieta, una niña de 8 años fruto de la relación de Marta (mi hija) y
Javier (un chico ecuatoriano que vino a España a trabajar y cambiar de vida);
Hoy por hoy, están separados, pues mi hija después del autotransplante de médula
se ha quedado con secuelas y ataques epilépticos , y no quiso saber nada de él.
Javier hoy en día, vive en Ogíjares (Granada) con su mujer y otra hija en
común; pero tanto él como Gabriela, miran y cuidan muy bien a Brenda (mi
nieta). El pidió la custodia hace un año, pues Marta no está en condiciones de
cuidarla. Para la ley, primero son sus padres y después sus abuelos.
Mi hijo Antonio que es sordo,
este año está haciendo un módulo de cocina y además está apuntado a un
gimnasio. Todo ello, se debe a que yo lo
estoy apoyando y a que estoy en mi sitio.
En Agosto, he hecho cuatro años
de mi estancia en casa Pepe Bravo. Por mi situación física, ya que estoy de
baja por lumbago y estoy en espera para poder operarme de la rodilla derecha,
decidí venirme a casa de mi madre, en donde estoy descansando con toda una
planta para mí. Se lo comuniqué a Mariló, y ella me apoyó en mi decisión. Llevo
tres semanas viviendo sola, siempre con la visita de mis hijos ya que mi casa
está muy cerca y puedo ir cuando quiero.
Gracias, gracias y gracias por mi
acogida en esa casa de todos. A la familia de Pepe que la quiero como si fueran
de mi sangre, a Mariló, Alejo y a los demás compañeros y voluntarios que he
conocido. Seguiré yendo y colaborando pues a ellos les debo la vida, ya que si
no me hubiese ido a esta casa hoy estaría muerta, ya que como estaba me hubiera
suicidado. ¡Os quiero a todos!. Siempre estaré a vuestro lado, para lo que os
haga falta y no olvidaré el bien que me habéis hecho
¡Gracias!